miércoles, 16 de mayo de 2012

El tiempo que pisa mis talones


Somos seres cronometrados, vivimos al margen de esas agujas que no se detienen jamás marcando nuestros horarios y la vida misma. Nos atamos a ese artefacto que se ajusta a nuestra muñeca y corremos con su ritmo.
Los días se nos dibujan iguales porque el tiempo nos persigue haciéndonos sus esclavos, y obligándonos a postergar nuestros placeres, las visitas o la llamada por teléfono a viejos amigos, una siesta prolongada, el deleite de un buen libro o un buen filme, un viaje…
Nos volvemos un círculo vicioso, desde que despertamos hasta dormirnos es la misma cosa. El tiempo nos aplasta, nos derrumba, nos estresa.
¿Qué hacemos para que el día se alargue un poco más, para encontrarle más segundos a la vida, para encontrarnos a nosotros mismos en el tiempo, dedicárnoslo,  vivir sin tantas prisas?

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